jueves, 24 de septiembre de 2009

Diatriba a la soledad


Lucharé contra ti
tú, que impune y altanera ejercitas tu reinado
en estas paredes aliadas.

Aposentada en el sillón vetusto
ordenas los sevicios
y juegas las cartas como el mejor tahúr.

Yo, sacerá los muebles
y fumigaré la estancia,
auyentaré tu perversa voz
hecha de muecas y silencios
y en cada rincón te perseguiré y acuchillaré.

Y cuando la palabra gobierne con orgullo,
ya tu grandeza derrotada,
instalaré en el pórtico
tupidas adelfas que custodien la entrada.