sábado, 27 de junio de 2009





La deuda de tu sombra

A Rosario Sanz



La deuda de tu sombra
la encuentro en el joven olivo
que de tus manos brotó.
Miro profundos sus ojos
llenos ahora de miel y de luz,
reclinando reverenciales las ramas,
que corteses responden al juego de la consolación.
Pudo ser tu desdicha, la desdicha de este solitario árbol
que ahora con mimo rescato
y con la certeza que en él se renueva la vida.



1 comentario:

Joana dijo...

Supongo que la presencia del olivo en la casa lleva implicito el recuerdo de un ser querido que renace y pervive con él. Me ha gustado mucho.
Es una pena no poder hacer más comentarios, nos vamos ya. Pero me llevaré tus libros para releerlos y las dos novelas de Milenium, la tercera, la reservaré para la vuelta.
Os esperamos.
Besos
Vicent i Joana